Vomité toda la cena. Unos dijeron que había cogido frío en el estómago, otros que comía muy deprisa y alguno aventuró la posibilidad de un virus. Pero yo ocultaba la verdadera razón.
Hace tiempo que mi pasado y mi futuro libran una singular batalla en mi cerebro, sin conseguir avances hacia la paz. Por eso han decidido trasladar el campo de operaciones a mi estómago, para ver si lo que no consiguió el "racional" Nacho, lo alcanza el Nacho "animal".
Espero éxitos inmediatos. (O me moriré).
miércoles, junio 28, 2006
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7 comentarios:
Con la pinta que tenía el guiso, era de esperar, creo que eran unas viandas para cuando hicieran treinta graditos menos. Creo que la batalla era más prosaica que todo eso: lípidos versus jugos gástricos anhelantes de gazpacho.
Es buena idea: el problema en la panza, y a vomitar!
Luzbel, Teresa, ya no sé si lo prosaico está más cerca del alma que lo poético. De momento, no lo resuelvo.
Yo esperaba que se resolviera como tú dices, Noemi. Pero por lo que dice Teresa, tal vez sea el problema en el alma, y a vomitar!
No te mueras Nacho, deja que te mate el amor, es mas provechosa esa tortura.
Un besote.
No Laura, no quiero morir de amor. Ya no.
Somatización emocional vía estómago:
nadie muere de amor en estos tiempos.
o si de desamor...
plaaaafff, es así... de complejo.
¿En estos tiempos, Vir?
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