viernes, marzo 30, 2007

1987

5 de la tarde. Verano del 87:

“A estas horas nunca pienso en mi nombre. Pienso en el de ella, Ana, una chica de la piscina a la que observo. Mi nombre es Nacho y hace dos horas que he comido. Otros días estaría mirando a Ana, pero hoy me he quedado en el hotel. Antes, comí donde Paula, con la que hablé un poco, como siempre, sin pensar en su nombre. Pero ahora, en mi habitación, me he acordado más de Paula, de su nombre y del mío, y menos del de Ana.

Nada del de Ana.

Y es triste, porque mi existencia en esta isla podría haber sido sencilla. Todo parecía tener sentido (excepto, tal vez, la vida). Los días iban cayendo sin aparente daño, pero estaba escrito en el futuro que yo me iba a empeñar en adelantarlo.”

Primavera del 2007:

“Algún día debí escapar de aquella isla.

Desde entonces, navego hacia la bruma exterior que me acoge como al más querido de sus sueños.”

lunes, marzo 26, 2007

Diccionario para soñar: ojos

OJOS: Órganos de la vista, manantiales que surge en un llano, gotas de aceite o grasa que nadan en otro líquido, espacios entre dos estribos o pilas de un puente, huecos o cavidades que tienen dentro de sí el pan, el queso y otras cosas esponjosas, ...
Mi alma nace a la orilla de tus ojos de luto.
En tus ojos de luto comienza el país del sueño.
Pablo Neruda

viernes, marzo 23, 2007

Los puntos gordos

Cuando yo era pequeño, mi hermano mayor me contó el Teorema de los Puntos Gordos. Decía así: “Por un solo punto gordo pueden pasar varias líneas rectas paralelas”. No tardé mucho en descubrir que se trataba de una broma.

Pero ahora, he vuelto a recordar aquellos puntos gordos, que dejaban de ser puntos a causa de su grosor, que perdían, por su obesidad, la esencia que los define y definen: la posición.


Y he soñado, por analogía, que nuestras vidas pierden su posición a causa de su grosor, que la grasa superflua nos impide ver el infinito que se nos muestra en todas las direcciones, que los cuidados que damos a nuestro punto gordo serían innecesarios si su magra dimensión sólo sirviera para posicionarnos.

Así que, tal vez, va siendo hora de volver a la niñez, recuperar el sarcástico teorema y aplicarlo a tantas vidas paralelas como nos transitan. Y ponernos a dieta para soñarnos infinitesimales en la posición que nos corresponde.


lunes, marzo 19, 2007

Carta desde mi sueño

Me disponía a escribir esa carta en la que uno quiere decir lo que aun no ha dicho y necesita decir. Me preguntaba, sin embargo, cuál habría de ser su contenido y, lo que era más importante, a quién debía dirigirla. Obstinado en responder a estas cuestiones, me demoré en el inicio de la escritura hasta quedar dormido.

Ya en el sueño, opté por seguir con el intento. Y ahora, sí. Allí, sí. Allí, en el sueño, fue fácil encontrar las palabras precisas y el destinatario exacto. Allí pude escribir desenfrenadamente la carta que me dejó, por fin, satisfecho. Allí conseguí ensobrarla y remitirla a quien siempre deseé hacerlo.

Pero cuando desperté, comprobé que el papel seguía en blanco. Que mis ganas de escribir se habían saciado con el sueño. Que esa carta ya viajaba a su destino sin necesidad de franqueo.

martes, marzo 13, 2007

¿Inerme?

"Todo se ha diluido ya en el sueño.
La nave en que pasé la mar,
fustigada por los relámpagos
era un sueño del que aún no he despertado.
Vivo abrazado por un sueño,
inerme en su viscosa telaraña,
para toda la eternidad,
si es que la eternidad no es un sueño también."
(de Cuaderno de Nueva York, José Hierro)

"Nada se ha diluido ya en el sueño. La nave en que pasé la mar, fustigada por los relámpagos era un sueño del que ya me he despertado. Vivo despertado por otro sueño, vivo en su excitante telaraña, al menos por hoy, si es que el hoy no es un sueño también." (de Entresiestas, Nacho)

martes, marzo 06, 2007

Vida dueña

Me regalé unos minutos de reposo,
tras pasar la catarata de mentiras,
calado hasta la médula.

Aquel sol secaba tanto,
que no pude conservar mojada el alma,
ni abrazar a mi gusto las desdichas.

Me rendí sin pactar las condiciones,
invertí mi herencia en dulces sueños

y convertí su rédito en poemas.