lunes, febrero 26, 2007

Alumno

Algún día tendré que abandonar la construcción del andamio que, pretendidamente, ha de soportar mi existencia.
Algún día deberé seguir, definitivamente, las enseñanzas que me brindan los sueños a diario y a las que, sin saber el porqué, me resisto tanto.
Algún día me embarcaré, incondicionalmente, en el huidizo magisterio de los sueños, en su forma desmadejada de trasmitir conocimientos, en su elegante distancia del grosero proselitismo, en su inigualable gusto por el reflejo efímero.
Eso, el reflejo efímero. La mejor explicación de la vida que puede darse. La perfecta definición de ese surco imposible que labramos en el agua. Cuando nadamos.

martes, febrero 20, 2007

Música para tambores, viento, río y sueño

Sólo un sonido pervive al sueño. Sólo la música de los tambores aguanta sin deshilacharse cuando el viento la traslada sobre el río. Sólo ese viento es capaz de regar la ciudad con el gusto por lo eterno.

Cruzo el puente para ver la crecida del Ebro. Para oírla. Para escuchar el crujido del agua contra un viento erizado de arrumacos.

Será que los cofrades zaragozanos ensayan sus ritmos apoyados en el Cierzo o que éste se sirve de ellos para enronquecerse, para embellecer la gravedad de sus promesas amorosas.

O será que, mientras bajo la mirada a mis zapatos, los propios sueños ensayan sus amores, golpeando con los vientos a los ríos, tragándose su querer por soleares.

jueves, febrero 15, 2007

Todo y nadie

Y yo pregunté de repente a mi maestro Caeiro."¿Está contento consigo mismo?" Y él respondió "No: estoy contento". Era como la voz de la tierra, que es todo y nadie.
Álvaro de Campos

viernes, febrero 09, 2007

Sueño en fuga

Adivino tu huella en los restos polvorientos de un baile de máscaras.

Tu sonrisa perdura en el aire, matizando los antifaces. Como si te despidieras.

Pero nunca te vas, porque al igual que los amores, vuelves sin volver y te marchas sin irte.

viernes, febrero 02, 2007

comopezenelagua

Me he acostumbrado a vivir sumergido. Paso la vida metido en el agua en compañía de otros peces y demás seres acuáticos y... no está mal. A veces, he soñado que era un pez volador saliendo a la superficie. ¡Ah, eso era otra cosa!. No os podría describir lo que se siente: el aire, la luz, los sonidos... ¡Todo era tan diferente!. Y aunque sólo fueran sueños (no sé si de verdad logré salir alguna vez de aquí), no dejo de sentir que aquello fue real. Puede que haya sido mi imaginación la que transformara esta escasa luz en esa otra realidad, pero lo cierto es que, de alguna manera, ese mundo sin agua existe y es parte de éste que veo todo los días. Lo de abajo no tendría sentido sin lo de arriba, lo de dentro sin lo de fuera,... En fin, que para ser un pez me estoy metiendo en demasiadas filosofías y debería preocuparme más por los tiburones.