domingo, abril 26, 2009

Sobre el río

Antes de teclearlos, me llevo a mis escritos de paseo, para que se oxigenen y comprueben la dureza del asfalto, para que cojan el ritmo de mis juegos y respiren el olor de mis fracasos.

Y no es que quiera, como aprendiz de Frankestein, insuflar vida a mis artificios. Si los llevo de paseo, es porque sospecho que las palabras están destinadas a puentear la vida con los sueños y en el camino han de aprenderlo.

Cuando mis palabras pasean, y yo con ellas, acostumbran a cruzar los puentes, no sea que se olviden, y yo con ellas, de lo diferentes que son las dos orillas.

Porque... si esas dos orillas, vida y sueño, fueran lo mismo, no habría río. Ni palabras para cruzarlo.

lunes, abril 20, 2009

Desasosiego

No es la profundidad de mi desconocimiento la que me provoca inquietud. Son esas pilastras de conocimientos, sobre las que mi cerebro, por su cuenta, edificó el palafito donde mora, las que me perturban.

Este mismo lenguaje, con el que digo expresarme, no es sino el inútil manoteo con el que intento agarrarme al volátil asidero de otros ojos.

Fatigas que no evitarán la hora del sueño.

sábado, abril 11, 2009

Ser como un sueño

Una simple decisión me haría mejorar de golpe.

Mis sueños me lo repiten a diario, me dicen:

"Déjate de rodeos, Nacho, y elimina las excusas. No gastes el tiempo pidiendo perdón. Olvidate de medir la distancia que te separa de la felicidad. No te copies. Desenmascara los instantes de tu pasado a los que sigues anclado. Soplales con la fuerza del Cierzo y pièrdelos de vista. Aprende a morir a menudo. Alégrate de ser insignificante. No esperes nada ni confíes en nadie. Ama a todo y a todos. Ríndete. Ríete. Haz como nosotros, que vivimos sólo en la imaginación de otros, en sus deseos, en sus emociones, en sus ansias de transcender. Conviertete en un sueño para el mundo."

lunes, abril 06, 2009

Barrio Sur

Cuando era pequeño, me enseñaron la diferencia entre dentro y fuera. Y me pareció clara.

Escribo, mientras medito esto dentro de mi, a la vez que oigo entre murmullos la música que suena fuera de mi, dentro de este bar llamado Barrio Sur, desde el que, tras sus cristales, veo fuera la calle de San Jorge, dentro de la ciudad de Zaragoza, fuera de la cual está el infinito, intentando hilvanar mi vida.

Y muchas otras vidas pienso, muchos dentro / fuera, siento e imagino, simultáneamente perforados y enlazados por ese hilo de sueños, trasgresor y capaz de componer el collar adecuado, la melodía tranquilizadora donde recostarme reconocido.

Cuando era pequeño, no me dijeron que la vida era transversal. Si lo hubieran hecho, habría seguido jugando a la rayuela.

Como ahora.