lunes, julio 10, 2006

Mar de la tranquilidad

En algunos momentos, en circunstancias muy diversas, me doy un chapuzón en esas aguas tranquilas.

Es entonces cuando la realidad se disfraza de curva, la perspectiva se funde con la lógica borrosa, las convicciones se visten relativas, los recuerdos bailan con los deseos, los futuros se confunden y las diferentes visiones se extravían por las bocacalles de la retina.

Desaparecen las opiniones y los objetivos. Todos se explica y nada es explicable. La inteligencia cede su turno a las tinieblas lúcidas y los globos oculares se extienden hasta los límites del universo. Para no ver.

Podría decirse que se atisba cierta felicidad.

Y, sin embargo, son estas latitudes calmas en donde lucho por no dormirme, recuperando parte de la intranquilidad perdida y palpando con los pies la tierra candente.

Mejor soñar en el fragor de la batalla. El cielo puede esperar.

10 comentarios:

Laura Martillo dijo...

Que felicidad Nacho....yo estaba navegando en ese mismo oceáno hace un rato

Cuando vuelvas a la orilla me cuentas si me viste

nacho dijo...

Sí que te vi, Laura. Aunque tenías los ojos cerrados, te reconocí al instante.

Rain (Virginia M.T.) dijo...

Un estado lírico

Si hay vida y voluntad, el esplendor es posible.


Gran salute.

nacho dijo...

Para más adelante, Vir, Virginia, Misses Asterix.

Rain (Virginia M.T.) dijo...

:)

Nacho, el máas adelante es a veces ahora.

O como no es que yo quiera tener la última palabra a toda costa, ni creo sea lo que usted quiera, lo del esplendor que suena quizás solemne, tómelo, por favor en sus sentido dionisíaco.

Y bueno, hasta pronto.

:)

nacho dijo...

Bueno, Virginia. El más adelante está a la vuelta de la esquina. Con todo su esplendor, que no me parece solemne, sino cegador. Prefiero la media luz. Es menos sospechosa.

Rain (Virginia M.T.) dijo...

ag, es verdad claroscuro.

Lúzbel Guerrero dijo...

Hermoso texto querido amigo, a veces hay que abandonarse a la vida, hacer un alto en la lucha contra la muerte. Pródiga en razones la frase final; el cielo, por eterno, aguarda sin impaciencia, y si hacemos que espere es porque nos parecen entretenidos estos momentos de solaz, que suponemos fragmentos de esa promesa de felicidad eterna... ¡Diablos! que aburrido suena esto.

nacho dijo...

Me permito discrepar un poco, querido Luzbel. No hay que luchar contra la muerte. Hay que dejarla atrás... para alcanzarla por la espalda.

Anónimo dijo...

Tus palabras reflejan a la perfección esa sensación de paz y serenidad que uno siente cuando se encuentra a sí mismo, cuando está a solas con sus pensamientos, cuando intenta buscar respuestas o simplemente se deja arrastrar por sus olas en busca de una nueva vida...
Y tú Nacho, ¿qué buscas en ese océano?

Un saludo. Luna.