Soy un padrazo con mi cerebro.
Cuando acabo mi jornada, mis ocho horas reglamentarias de sueños, mi cerebro me enreda con sus arrumacos juguetones y acabo dedicándole todo mi tiempo libre.
lunes, abril 07, 2008
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5 comentarios:
Un cerebro estimulado, mimado, vislumbrado. ¿Quién podría interpelarlo?.
Grandes salutes, Nacho.
jaja grande nacho!
Bienaventurados los que sueñan horas extras, porque saben adonde ir, y en el peor de los casos, siempre se puede despertar para imaginar un rato.
Ya sabía yo que era un contrasentido dejar el tiempo libre sin sentido.
Buen requiebro.
Saludos.
Pues si, Vir, yo casi prefiero un cerebro humilde (sé que es mucho pedir).
Je, je, Eleafar. La verdad es que lo malcrío.
Cierto, Abel, soñando uno nunca se pierde (ya está perdido de entrada).
Es un contrasentido, Isabel, ser libre hasta perder el sentido. Gracias y bienvenida.
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