Como tantas otras, el alma de Stanislav sobrevivía de oídas, intentando asimilar alguna de las informaciones recién bombardeadas.
Como en tantas ocasiones, la ilusión de Stanislav había sido tiroteada por los intereses cruzados, deshecha, hecha trizas y desolada.
También esta vez, Stanislav cerró los ojos.
Tampoco esta vez, se celebró su entierro.
domingo, marzo 30, 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario