
Hoy al mediodía he tenido la oportunidad de escuchar las primeras notas del reconstruido órgano de la Basílca del Pilar.
Sentado en una de las 124 sillas del espectacular Coro Mayor del siglo XVI, he sentido dos cosas: que soñar se puede soñar en cualquier sitio y que hay veces que es lo único que se debe hacer.
2 comentarios:
Es que cuando la banda sonora, y las condiciones acústicas de la sala son las apropiadas, soñar, es obligatorio, o al menos imposible de evitar querido amigo.
Seguramente, Lenguaraz, hay condiciones que no te permiten ser estúpido, ni aun queriendo.
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