viernes, enero 05, 2007

Sueño mudéjar


Mientras camino junto al Ebro, un sueño mudéjar vigila mis pasos. Es la torre de San Pablo que, al otro lado del río, me pide que la mire.

Su sueño ha cambiado desde que la elevaran sobre la antigua ermita de San Blas y ahora no es otro que ser soñada.

Ella me acompaña inmóvil para que yo me abandone, todavía adolescente (todavía móvil), a la confiable irrealidad de su mirada.

Y sueño que, andando el tiempo, los sueños se transforman en sueños.

4 comentarios:

Rain (Virginia M.T.) dijo...

El sueño soñado...

Siempre veo a la Torre de Eiffel, mas ella no me ve a mí.

Y no dejo de soñar con esa hemmosa Torre.

Lúzbel Guerrero dijo...

¡Mare mía!, cómo ha arrancado la peña el nuevo año. Exquisito post querido Nacho, y la idea de un encuentro en La Brasileña (junto al maestro) me ha dado algo muy parecido a la ilusión. ¿Lo planeamos?
Feliz sueños nuevos querido amigo.

nacho dijo...

¿Seguro que los sueños no nos ven?, Rain.

Felices sueños nuevos, Luzbel.

Rain (Virginia M.T.) dijo...

Ah, si el sueño fuera una entidad autónoma que tuviera ojos y piernas me vería, no creo que fuera tan dura conmigo. Y más allá de toda lógica, en el sueño, como en una muñeca rusa, matriuska, el sueño me tendría en él...
si fuera posible.

Así nos sucedería, Nacho, si fuera posible, creo...