Si el viento del norte refresca tu noche.
Si ya no distingues el amor del sabor de aquel oporto.
Si todavía respiras.
Si los tambores hablan por tu voz.
Si su cara se ilumina a años luz de tus entrañas.
Olvídate de ti.
Y sueña.
martes, abril 11, 2006
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
6 comentarios:
Perfecto... ¿cómo empiezo?
Hola Aus. En realidad hace tiempo que empezaste, aunque tal vez no te acuerdes bien.
Creo que mejor que preguntarme a mi deberías hacerlo con alguien que tenga unos cinco años...
Nacho nunca me he olvidado de soñar, pero cada vez ensueño más.
Me cuesta desprenderme del presente y recordar el tiempo de mi infancia cuando soñar, ser y amar jugaban en la misma partida.
Gracias por rcordarmelo ...
A veces no quiero soñar.
Y entonces, como para contradecirme el sueño atenta contra mi voluntad y me acompaña.
Y es que soñando se encuentra uno a sí mismo.
Jose, me gusta eso de que se jugaba en la misma partida. A mi no me gustan los compartimentos.
Pero no es para contradecirte, Vir. Es para decirte.
Olvidar para encontrar. Eso es interesante, Noemi.
Publicar un comentario