Al despertar, cuando aun dormido recompongo la realidad exterior, me palpo el cuerpo y el alma para, al menos, encontrar la tranquilidad de un yo conocido desde el que seguir viviendo.
Pero alguna mañana, en el rato que va de la cama al desayuno, me ha tocado ser un personaje distinto, un ser extraño que mira con ojos prestados lo que le rodea. Y aunque ve lo de cada día, incluso su misma cara en el espejo, todo le parece diferente.
Luego, con el desayuno ya sobre la mesa, dirige al tazón con leche las mismas palabras de siempre : "Nacho, recuerda que nunca estarás solo".
Es en ese momento cuando me despierto por segunda vez.
viernes, abril 21, 2006
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4 comentarios:
Qué miedo..
Un día el tazón habrá de responderte; el susto será morrocotudo. Espero que despierte, a partir de allí, tu capacidad de conectar también con la loza. Buenas noches
sí, de locura y
no tanto, tu extraño yo
a la hora de la verdad
escribe aquí.
Con la de cosas que pasan en el mundo, Noemi, esa es de las que menos miedo da.
No creas, Luzbel, ya me respondió alguna vez. Pero nada importante. Sólo cotilleos vajilleros.
¿Cómo lo supiste, Vir? Creo que adivina mi clave y publica cuando estoy despistado.
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