Como te veo en todas las cosas, mi corazón se aceleró al descubrir tu mismo caminar en aquella lejana mujer, todavía indeterminada.
Supe que eras tú por la exclusiva gracia con que agitaste la cabeza, como siempre que haces cuando quieres equilibrar tus pensamientos.
O como cuando quieres recomponer nuevos sueños... en tu caleidoscopio.
domingo, enero 08, 2006
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2 comentarios:
Qué concentrada belleza Nacho...
Aunque no tanta belleza como la que posee el movimiento de cabeza, Vir.
Salutes.
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