jueves, octubre 02, 2008

Blowing in the wind

Las respuestas están ahí, flotando en el aire, pero el ser humano no suele amar las respuestas.
Porque no entiende que no están a su servicio.
Porque le falta humildad para ser él quien las sirva.
Porque no es capaz de soñar que las respuestas son también seres humanos.

2 comentarios:

Antón Abad dijo...

En este caso concreto, creo que deberíamos culpar a una parte reducida de los humanos, los que por una orientación perversa, creen que la historia de la especie se concentra en sus intereses temporales. La desaparición las utopías ha desequilibrado la balanza, y ha dejado desasistidos a los que comprenden que nuestro mundo es apenas un pequeño barco, y que hambrienta la marinería, el naufragio es más que posible.

nacho dijo...

Pues yo la aplico a la totalidad de los seres humanos, Antón. Seguramente no hablamos de lo mismo. ¡Ah, qué horroroso sería el mundo si dos personas hablaran de lo mismo!