Como creí que mis pensamientos no eran capaces de calibrar la profundidad de mi extravío, probé a considerar, como vara para medirla, el tamaño de mis sueños. Para no desairar a los primeros, invité, hace ya más de tres años, a ambos, pensamientos y sueños, a compartir esta nave. Seguramente, lo hice con la secreta esperanza de que el vaivén de estos escritos los meciera hasta marearlos y acabaran confesando, como colegas de borrachera, sus diferencias más arraigadas. Pero, mi sorpresa ha sido que, confrontándolos tan de cerca, no eran tan diferentes. Pensamientos y sueños son parecidos, intercambiables y de similar naturaleza. Y lo que es más importante para mi, tampoco los sueños me van a salvar. De hecho, unos y otros, pensamientos y sueños, son los que me pierden.
Afortunadamente.
lunes, septiembre 08, 2008
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3 comentarios:
Bienhallado en su extravío, es de los más agradables que visito.
Afortunadamente sí... pero como escuece!
besos
Queridos, Antón y Teresa, vuestras palabras me han motivado a escribir el siguiente post.
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