Tras décadas de travesía, alunicé. Me posé en la superficie de la Luna una noche de aquí, de esta parte de la Tierra que se llama Zaragoza.
Alucinado, miré hacia arriba y pude ver la Tierra en la distancia. Alunizado, miré a mi alrededor y allí estaban, cercanos, el Pilar y el Ebro.
Tras décadas de travesía, aluciné, porque en esa noche de allí, de esa parte de la Tierra, Zaragoza se había trasladado enterica a la Luna.
Y su alunizaje fue perfecto.
jueves, septiembre 18, 2008
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4 comentarios:
¡Houston Houston!, el viento interestelar aquí es tremendo, ¡si lo sé, no cierzo!
El viento inerestelar no es na pa un "cheposo", Al.
Yo con lo que alucíné en Zaragoza fué con el Plata. En fin..., cada uno es cada uno.
Yo también alunicé en el Plata.
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