miércoles, agosto 06, 2008

Fugitivo

Me molesta y me gusta a la vez, no poder concentrarme en la lectura cuando el texto que leo me provoca vivir. Hay ocasiones en que tengo que dejar de hacerlo y salir a la calle a dar rienda suelta.

Pero desde el otro lado, cuando escribo, suelo olvidar que mis letras no valen nada si sólo pueden contemplarse por los sentidos, analizarse con el criterio o recrearse con la imaginación.

Y no quisiera poner en segundo término la facultad de las palabras para formar flujos sobre los que navegar, discurrir, soñar y vivir; o minimizar su compromiso con lo inaprensible, con lo fugitivo (que es lo que "permanece y dura", según Quevedo), con la verdad de lo volátil.

Ojala, lector, te olvides inmediatamente de lo que viste en entresiestas y disfrutes más de la vida… después de leerme.

No hay comentarios: