miércoles, julio 30, 2008

Caìda

La dureza del suelo no admite metáforas.

Toda la vida ensoñándola para concluir en el suelo, en el puro y duro suelo.

La dura pureza, desapercibida entre tanta nube trascendente, tanto artificio moral, tanto andamio, se nos expresa de bruces.

Es la pura dureza, que amaga con quitarnos la vida desde su pasiva realeza.

Si valieran las metáforas, escribiría de cómo los sueños reblandecen la existencia, de la misma forma que el calor ablandó aquel chocolate (adquirido en la Trastienda Ecológica) al demorar en exceso un paseo vespertino por las calles de mi querida Zaragoza, acariciando sin prisas las piedras de sus esquinas.

Pero no, no caben las metáforas. Cuando se besa el suelo, no hay antes ni después. Ni respiro. La vida y la muerte se han fundido para hablarnos,… por si queremos escuchar.

2 comentarios:

Eleafar Cananita dijo...

no hay idea mas tangible que una pedrada en el ojo....

quien me decia eso? no recuerdo. pero huele a verdad.

como que no hay dolor mas doloroso que el propio( salvo aberraciones filantropicas que no vienen al caso).

nacho dijo...

No sé si es más verdad (de hecho creo que es menos) pero como no hay entorno espacial o temporal para dar rodeos ...

Puede que la metáfora nos haga libres.