Recuerdo haberme quedado dormido de tanto jugar, jugar y jugar.
Recuerdo haberme quedado dormido, acunado por la violencia instantánea de un sol eterno.
Recuerdo haberme quedado dormido, indefenso, entre los brazos indefensos de una diosa.
Recuerdo haberme quedado dormido, tiritando, sobre la fría encimera de la estupidez.
Recuerdo haberme quedado dormido, olvidando la brutal necesidad de existir.
Recuerdo haberme quedado dormido, dudando y retando a los sueños.
Recuerdo haberme quedado dormido con la palabra en la boca (o en una boca).
Recuerdo haberme quedado dormido amándote.
Pero no recuerdo haber despertado.
Todavía no.
jueves, noviembre 30, 2006
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6 comentarios:
Yo he regresado al sueño... por allí nos vemos.
un abrazo
O nos soñamos, Teresa.
A veces resulta más verosímil la vida de nuestros ensueños que la realidad y casi siempre mas placentera... por eso a veces yo me resisto a despertar
Me gusta cómo escribes nacho
Me temo que se trata de un tipo de narcolepsia muy cuca, disfrútela, que podía haber sido una normalita, y esa mola menos.
Pero, ¿dónde despertamos?, Palabrita.
No sé si disfrutar es la palabra apropiada, Luzbel.
Despertar, abrir los ojos a la realidad "tangible" es sentir las carencias, el dolor que nos producen los afectos rechazados y no correspondidos. Somos quimeras, inalcanzables para los demás, espíritus anhelantes que buscan abrigo en las heladas noches de soledad... solo sueños y deseos insatisfechos
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