¡Vayamos todos a aquel INSTANTE!, dijo la lluvia, dirigiéndose al relámpago, convocando a los dulces sueños y al sabor amargo, invitando al propio ego y al recuerdo de otros ojos…
Allí fueron todos, precipitados en la intención de traspasarse en el despeño, huyendo de los anhelos novelados, convencidos de que el INSTANTE es infinito.
Pero allí no había nada, sólo una ventana a las afueras del tiempo, donde el amor palidecía, lejos de nuestras almas de alabastro.
jueves, septiembre 14, 2006
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4 comentarios:
Precioso.
Las espinas de la lluvia buscando los pétalos del amor.
No se porq se me vino esa imágen a la cabeza.
Un beso por el retorno de ninguna parte.
los instantes son lo mejor que hay, vayamos todos (pero a sus propios instantes)
Saludos.
Ojala lloviese todos los dias si vas a escribir asi !que alucine!
Pues aquí estaremos, Silencio.
Parece que retorno de ningua parte a ninguna parte, Laura. Recojo tu beso en alguna parte.
No hay instantes propios, george. Sólo apropiados. Un saludo.
Prefiero que no llueva todos los días, Jose. Alguna vez habrá que ir a la playa a tomar el sol.
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