Como no hubo una cámara fotográfica que inmortalizara aquel momento, el nieto no sabe si soñó que su abuela, realizando un gran esfuerzo físico, se agachó para colocarle adecuadamente el doble del pantalón, mientras él, despreocupado, se empezaba a impacientar por no poder seguir jugando.
Pero, aunque nada hay que lo certifique, ni siquiera la memoria del propio nieto, éste sabe, sabrá siempre, que un gesto de tal magnitud, tan bien hecho que no se puede recordar, permanecerá indeleble.
martes, mayo 02, 2006
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Porque además la palabra abuela y la palabra magia son la misma cosa.
Es verdad, Noemi. Yo no podré olvidar ni a mi magia paterna, ni a mi magia materna.
He hecho una fotografia mental de tu recuerdo, en gris y con luces sicodelicas en los marcos ciegos.
Saludo.
Gracias por la foto Laura. Aunque no es un recuerdo mío, no sé si tuvo lugar, porque es un gesto tan bien hecho que no se puede recordar (ni olvidar).
Publicar un comentario