jueves, marzo 30, 2006

Sol y sombra

Por la acera del sol se camina entregado a la vida. Los sueños no tienen allí cabida porque las mentes embriagadas se rinden a su dios. Los cuerpos dormitan abrasados de vaguería y los poros invitan a sus almas al abandono total.

En esas condiciones, la luz derroca al crono y la temperatura se adueña de los pensamientos de los que, no hace mucho, cuando caminaban por la acera de la sombra, eran hombres o mujeres.

En el cielo debe oler a sudor.

5 comentarios:

Rain (Virginia M.T.) dijo...

Una sensación singular, propicias querido amigo.

comolar dijo...

¿Como? pero no estaba prohibido ya en Zaragoza dormitar en la calle?
el cielo debe oler a rebeldía!

nacho dijo...

Siempre he soñado con propiciar sensaciones singulares, querida Vir. Así que ...gracias.

Tu comentario trae a mi memoria la ciudad de Sevilla, Teresa. Casi te he visto caminando por el Pasaje del Agua.

Mientras parezca que caminas, Beclen, puedes dormitar (otra cosa sería dormir).

Anónimo dijo...

El calor a veces embrutece la cabeza, sin duda :)

nacho dijo...

O la convierte en agua