viernes, enero 06, 2012

Sesión inaugural

La luz abrió el turno de discursos. El viento y la tierra se arremolinaban en un rincón para silabarse susurros de materia suspendida (y alejarse de los focos), cuando el sueño, que poco antes se desperezaba entre almohadones, irrumpió anunciando que 2012 había comenzado.

Bajo el mismo cielo (pero mirando al suelo), el ser humano permanecía ajeno a estallido de tal naturaleza, mientras discurría atento a su previsible y aburrida desaparición. Sólo unos pocos insomnes acertaban a ver llegar de oriente el inicio de aquel nuevo tiempo.

No era otro que el 2012 cabalgando sobre goletas aladas, mitad espuma, mitad futuro, desafiando a los descifradores de calendarios, a los súbditos de 2011 y a los cofrades de 2013, a los seguidores del probable rasero y a los deudores de si mismos sin porqué, e invitando a todos ellos a mirarle a los ojos.

La tiniebla cerró el turno de discursos.

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