lunes, enero 16, 2012

Deslizándome por mi mejor sueño

Uno de los sueños que ahora recuerdo (y me sorprende) es el de deslizarme a milímetros del suelo, pero sin tocarlo. Y me sorprende haber tardado tanto en recordarlo aquí porque posiblemente sea el sueño más recurrente que he tenido. Y no sólo eso. Es el sueño que considero más mío, aquél que de alguna forma mejor me expresa. Nunca me extrañó soñarlo y creo que siempre tuve la esperanza de poder conseguir que se hiciera realidad. Todavía la conservo.

Recuerdo (y no dejo de sorprenderme) el esfuerzo que tenía que hacer para contrarrestar la fuerza de la gravedad y despegarme del suelo. Durante unos segundos mis piernas me dolían terriblemente, hasta que conseguía vencer la invencible atracción del suelo. A partir de ese momento todo era fácil y yo fluía deslizándome sin encontrar resistencia, ante el asombro de la realidad atónita.

Recuerdo (y esto no me sorprende) el esfuerzo que tenía que hacer para contrarrestar el escepticismo de los demás y despegarme del suelo. Nadie comprendía la magnitud del esfuerzo y todos se refugiaban en dos únicas posibilidades: la imposibilidad o el engaño. Pero al conseguir vencer la invencible incomprensión del ser humano, todo era fácil y yo fluía deslizándome sin encontrar resistencia, ante el asombro de la concurrencia atónita.

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