lunes, junio 29, 2009

Inercia

Creo que mi mirada cada día me pertenece menos. Son muchos los que se agolpan a mis cuencas para observar conmigo desde ellas.

Me siento muy acompañado cuando abro los ojos. Unos cuantos colegas se apiñan en el balcón de mis órbitas para que no me quede solo viendo.

Si hablo, mi voz suena plural. Si escribo, escribimos. Si sueño, no faltan soñadores que tiren de las esquinas de mi sueño, reclamando su parte.

En realidad, no sé para qué miro. Fuera no hay nadie. Están todos dentro.

3 comentarios:

Eleafar Cananita dijo...

cuerpo multiplicado

nacho dijo...

Y abarrotao, Eleafar.

Antón Abad dijo...

Hay que estar atento para llamar a los despistados Nacho, y quíteme por favor el codo del ojo, que no me deja ver.