martes, mayo 26, 2009

Sangrante

De acuerdo, me rindo. Toma tú el teclado y escribe lo que yo quisiera y no sé. Llevas tiempo observándome, esperando que reconozca mi incapacidad para llevar a cabo la tarea de trasmitir los sueños.

Ahí lo tienes. Todo tuyo. Pero déjame que te haga la pregunta: ¿tú quién eres? No vaya a ser que seas un sueño. Porque, entonces, no me vales. Necesito alguien que esté de este lado, alguien afectado por la gravedad de vivir.

Hablar de sueños desde los sueños, es un mero ejercicio de imaginación. Arrancarlos de su mundo y traerlos aquí, vale la sangre de una vida.

Infectada de pasión.

2 comentarios:

Antón Abad dijo...

No es bueno delegar querido amigo, porque seguro que terminarán hablando de lo suyo, con la excusa de exponer lo nuestro.
Ud. los cuenta como nadie que yo haya conocido; permanece la atmósfera que les es propia cuando lo hace, y créame si le digo, que nunca antes había encontrado a alguien que lo consiguiera.

nacho dijo...

No delegaba, Antón, sólo me rendía.