Como otras muchas veces, venía dispuesto a expresar mi singular forma de ver las cosas.
Pero un extraño deber (o querer) se apodera de mí en cuanto pongo las yemas en el teclado y sólo me apetece abrir una ventanita, cada vez.
Igual que un gruyere, mi blog contiene, sobre todo, agujeros por donde su autor pretende que pasen el viento y los sueños.
Es poca ésta mi aportación al conocimiento del mundo, pero siempre me puede el pensar que mis posibles lectores no querrán añadir otra teoría más a sus existencias.
Y preferirán una bocanada.
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2 comentarios:
Si se me permite la indiscreción, quisiera enmendarle el número; discrepo de que su forma de ver las cosas sea singular, es su prodigiosa pluralidad lo que me trae por aquí.
Puede que sea poca su aportación, pero le aseguro que es imprescindible para mí.
Seguramente la mirada borrosa es tan singular como plural.
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