viernes, noviembre 14, 2008

De carne y hueso

Porque tenía música, porque se podía palpar el viento, porque me desperté despeinado, dudé si era un sueño.

Dudar también sobre los sueños es soñar de nuevo. ¿Y si no lo fueran?

Tal vez nos creímos soñando y sólo estábamos inmersos en la transparencia de una tonada clara o enamorados por la fiereza insatisfecha de una mirada oscura o arrebatados por cualquier otra realidad de las de verdad, no de las ilusas.

Por eso, siempre que oso situarme a barlovento de mis sueños con la inocente pretensión de ganarle distancia a la existencia, siento que se mutan en criaturas materiales, que la tormenta que los atraviesa y se me viene encima es real como la vida misma. Es ella.

4 comentarios:

Antón Abad dijo...

Sin duda lo es, sólo que en otro plano de la realidad; como Ud ya sabe, un amigo común dijo: "La relidad es siempre, más o menos de lo que queremos. por eso soñamos.

nacho dijo...

No tengo yo muy claro que la realidad tenga planos, Antón.

Antón Abad dijo...

Pues claro que los tiene amigo mío, y lo peor, es que al parecer también tiene planes para nosotros.

nacho dijo...

¿Planes divinos?, hermano Abad.