viernes, agosto 05, 2011

Vaivén

Con el mar a escasos pies del de mi cama, escucho el vaivén de las olas antes de dormir. En esas circunstancias, acercarme al sueño es como acercarme al mar y licuar las peripecias del día en un estado onírico se asemeja demasiado a sumergirse. De alguna manera, el sonido del agua yendo y viniendo a la arena se va haciendo tan familiar que me convoca.

Acompasando la respiración al oleaje me duermo y despierto a la mañana siguiente, en el mismo sitio, con otra luz y entre el mismo rumor. El ritmo evoca al de la noche anterior pero está protagonizado por otro intérprete. Ese mar es un mar nuevo, una inmensidad de posibilidades por descubrir.

Tal vez en la próxima noche, las olas que vienen y van vuelvan a parecerme “mías” y acabe por abandonar mi ser en sus brazos. Porque cada noche transforma lo diferente en lo mismo, igual que cada día convierte lo mismo en diferente.

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