domingo, julio 24, 2011

Apeadero

Vengo de un infinito y voy a otro. Llegué hasta aquí por carriles de sueño, procedente de una utopía con destino a otra y me encuentro estacionado en un paréntesis de luz para tomar un café y descansar.

Dicen que alguien creó el mundo en seis días y al séptimo descansó. Pero yo creo que lo soñó en tres días, el cuarto descansó para crearlo y en los otros tres soñó que lo había creado.

Sólo se puede crear en la mitad del camino, en la encrucijada, en el momento del descanso, instantes antes de partir hacia otra utopía por otro carril de sueño.

4 comentarios:

Laura Martillo dijo...

No estoy de acuerdo en la luz del paréntesis.
No cabe la oscuricdad de lo real entre dos utopías?

nacho dijo...

Pienso que lo real es independiente de la luz o de la oscuridad. Y lo mismo pienso de las utopías. Al fin y al cabo, la luz puede iluminar o cegar.

Un beso (en desacuerdo).

tequila dijo...

Me gusta su apeadero.
A veces he escuchado hablar de metamorfosis, término que siempre me impresionó por lo imprevisible y no controlable del término (quien sabe qué terminaremos siendo, si nos gustará; por no hablar de la imposibilidad de dar marcha atrás). Por eso me gusta su punto de vista (su forma de describir), porque dota de autonomía y decisión.
Parar para crear lo soñado y seguir soñando: great!!. Su manera de expresarlo: una delicia.
Besos

nacho dijo...

Lo bueno del apeadero es que uno siempre se encuentra a alguien. Alguien que viene de otro sitio y que va a otro lugar. Pero eso es lo que menos importa.

Besos, tequila.