Sin defensas, las comisuras retan la probable llegada del viento para que las dibuje. Con esa cara y de cara, el horizonte se adivina enamorable. La risa y la brisa se citan en un beso. Los ojos se quitan las telarañas, extravían el pasado y lo despejan. El cielo, por esta vez, se escucha razonable y dispuesto a tomar otra copa de vino. El futuro se muere por vivir.
Risueño.
lunes, febrero 14, 2011
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2 comentarios:
brindo por eso.
chin, chin
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