Callejeo esquivando pensamientos ajenos. Reductores.
Leo en los ojos de la gente el esfuerzo por constatar la certidumbre de lo que ven, por acotar los grados de verdad y falsedad que cada realidad contiene.
Tarea inútil pero necesaria para tranquilizar consciencias.
Camino entre significados, cruzo por aceras de abstracciones y descanso en plazas repletas de conceptos.
Y siento que lo tangible se escapa de mi mente para fugarse con mi vida. Como enamorados.
jueves, agosto 20, 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
¡PLÍÑ!
¡Déjelos NACHO! ya volverán esos dos
Menuda ciudad la suya amigo mío, en Madrid esquivaba cacas (y si no lo hacía eran crecedoras)
Ahora esquivo incertidumbres y caracoles ... ¡no, no me he vuelto pío, es que me los comeré en cuanto junte paciencia para juntarlos y lavarlos
No sólo les dejo, Luzbel, sino que les animo.
Publicar un comentario