lunes, diciembre 29, 2008

Cristal

Aunque se dice que los sueños están fabricados con brumas, yo creo que su hechura es de cristal y que su manejo precisa de rigurosa disciplina, sumo cuidado y singular esmero. Sin embargo, a menudo, los tratamos con tal descuido que se nos quiebran entre las manos, hiriéndonos en justo castigo a nuestro escaso tacto.

La falta de respeto con nuestros propios sueños nos lleva a desvalorizarlos, a considerarlos como una rémora para nuestras ansias pragmáticas, a quitarles peso, a desearlos vanos. Nos quedamos en sus efectos, en sus reflejos, en sus transparencias. Y cuando intentamos abrazarlos, si alguna vez lo hacemos, actuamos con recelo, distantes y miedosos ante el peligro de sus aristas.

Y es que confraternizar con los cristales no es fácil. Exige una actitud minuciosa y una disposición abierta al aprendizaje. Seguramente, porque un cristal es la síntesis de muchos mundos, la herencia encadenada de muchos desencadenantes, la constante interpelación a cada persona humana, la solidez de la expresión soñada.

3 comentarios:

Alphonse Zheimer dijo...

¡PLINE!
¡Jo, cómo stá el patio!
Excelente entrada caro amigo; le agradeceré a quien me lo recomenduvo.

nacho dijo...

Gracias, Alphonse.

¡Feliz y cristalino 2009!

puri.menaya dijo...

Pero la belleza del cristal, su brillo, su capacidad de crear arcoiris, nos dejan encandilados; por eso cuidemos nuestros sueños, para que no se rompan.