martes, diciembre 31, 2013

Feliz año

Mi alma distrae de reojo la mirada hacia cualquiera de las máquinas que me proveen de información. Lo hace sin la esperanza de que llegue un mensaje remitido por ella, pero con el acto reflejo de una necesidad íntima. Porque sabe que ella no se va a comunicar así conmigo, nunca lo hizo y nunca lo hará. Ella está tan en mí que no puede utilizar la tecnología para contactarme. Ni siquiera puede interactuar con mi ser a través de mis periféricos, ojos, oídos o piel. No puedo verla, escucharla o tocarla porque la siento. Quisiera invitarla a entrar pero, para eso, antes tendría que salir. Feliz año, mamá.

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