Esta huída, como todas, es una continuación de otras, un enemigo al que combatir. Para este nuevo año no sé si servirán mis viejas armas de caminar y ver. De caminar sin rumbo y ver sin dominar, con la única forma de no dominar desde la mirada que es multiplicar los horizontes. Una mirada desnaturalizada porque sus objetivos son infinitos y deja de ser mirada para ser propuesta. Así que he propuesto a mi cerebro una entente cordiale: olvidemos la competitividad y colaboremos. Yo le reconozco su valor, pero también le quiero explicar que su tiranía sobre mí no es lo más ventajoso para él. Él, ladinamente, ha aceptado de inmediato, pues confía y pretende acabar consiguiendo una ventaja que le mantenga en el poder. Son sus genes. Yo, por mi parte, confío en despertar su espíritu emprendedor y hacerlo cada vez más dependiente de mi gusto por el desconocimiento. Y desactivarlo. Sí, porque él no sabe que la persona que lo acoge y a la que se empeña en demostrar que el cliente siempre tiene razón, vive, como humano, en un estado intermedio, ni dormido, ni despierto.
Ya lo dije antes: sin rumbo, esgrimiendo lo que alguien escribió: “para qué ir delante, si la tierra es redonda”.
viernes, enero 04, 2013
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2 comentarios:
No puedo creer que anonimo me haya ganado para comentarte
Es Febrero, un mes corto, deja de pensar en piedras redondas, en tierra que da vueltas, a veces el adelante es irse caminando con los ojos para adentro,
He liquidado al anónimo opr osar ganarte.
En realidad, lo que realmiente sueño/pienso es en piedras con aristas. Y necesito que rueden para intimarme.
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