viernes, enero 04, 2013

Fugitivo

Esta huída, como todas, es una continuación de otras, un enemigo al que combatir. Para este nuevo año no sé si servirán mis viejas armas de caminar y ver. De caminar sin rumbo y ver sin dominar, con la única forma de no dominar desde la mirada que es multiplicar los horizontes. Una mirada desnaturalizada porque sus objetivos son infinitos y deja de ser mirada para ser propuesta. Así que he propuesto a mi cerebro una entente cordiale: olvidemos la competitividad y colaboremos. Yo le reconozco su valor, pero también le quiero explicar que su tiranía sobre mí no es lo más ventajoso para él. Él, ladinamente, ha aceptado de inmediato, pues confía y pretende acabar consiguiendo una ventaja que le mantenga en el poder. Son sus genes. Yo, por mi parte, confío en despertar su espíritu emprendedor y hacerlo cada vez más dependiente de mi gusto por el desconocimiento. Y desactivarlo. Sí, porque él no sabe que la persona que lo acoge y a la que se empeña en demostrar que el cliente siempre tiene razón, vive, como humano, en un estado intermedio, ni dormido, ni despierto.

Ya lo dije antes: sin rumbo, esgrimiendo lo que alguien escribió: “para qué ir delante, si la tierra es redonda”.

2 comentarios:

Laura Martillo dijo...

No puedo creer que anonimo me haya ganado para comentarte

Es Febrero, un mes corto, deja de pensar en piedras redondas, en tierra que da vueltas, a veces el adelante es irse caminando con los ojos para adentro,

nacho dijo...

He liquidado al anónimo opr osar ganarte.

En realidad, lo que realmiente sueño/pienso es en piedras con aristas. Y necesito que rueden para intimarme.