martes, mayo 24, 2011

Mayo del 11

Igual que hicimos siempre, buscamos un atajo para expresar la complejidad en lugar de construir un lenguaje que transformara la nebulosa en mundo, los sueños en vida.

No había tiempo que perder o no sabíamos manejarlo como los medios.

La acampada había llegado a una playa soñada pero nos faltaba el mar. O por lo menos el río que preñara un estribillo de melodía, el agua que desbordara un cauce, el silencio primario que alumbrara un ritmo.

Sin prisas.

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