He vuelto al mar y he vuelto a no verlo. Lo miré pero no lo vi. Ya no veo lo que sólo miro. Necesito ser penetrado, transitado, disfrutado, vivido, soñado por la imagen, para verla. Preciso tiempo y espacio, sosiego y ritmo. Lo que miro ha de proponérselo para que pueda verlo. Al mar no le basta su grandeza, su infinitud, su rumor eterno. Ha de estar por mi. Ser por mi.
O permanecer en la instantánea abandonada.
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4 comentarios:
Hola ya estoy por aqui de nuevo, después de haber estado convaleciente de una operación.
Eres la primera que leo de todos a los que sigo.
Qeu te voy a decir, me encanta tus palabras, son nobles.
Solo decirte eso me encanta tu blog.
Saludos.
Gracias, Pedro. Me alegro de que te hayas recuperado de la operación.
Tendrás que percibirlo de nuevo a través de tus ojos, no esperes que alguien te lo enseñe, te lo muestre o te lo cuente. Yo, cada noche, escucho el lenguaje de las olas, llegan, me cuentan y se van. El ritmo de la vida, sin duda...
Pero ambos, el mar y yo, tendremos que poner de nuestra parte.
Un beso, Maribel-bel.
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