viernes, junio 11, 2010

Aprendizaje

Todas las cosas que aquella chica (el amor de mi vida) me enseñó, no las entendí entonces, sino que las voy aprendiendo, paso a paso, en mi suave descenso hasta el infinito.

Todos esos sueños que las noches y los días de mi corazón me susurran sin cesar, habré de re(s)catarlos en el recuerdo o moldearlos con la imaginación, para besar a la vida como un orate sincero.

Nada sé. Sólo sabré o supe.

Si me quitan el tiempo, me convierto en un absoluto ignorante. En un enamorado.

Dicen que merece la pena, pero lo que merece es la no pena.

No hay comentarios: