viernes, julio 20, 2007

Aquel sueño

Será porque la felicidad no puede, ni necesita, narrarse o porque ya se me olvidó su arquitectura, pero aquel sueño no lo quiero contar.

Además, cada vez que lo intento me duermo, como si aquel sueño tuviera un sistema de seguridad que desactivara mi cerebro al pretender desvelarlo.

Al redibujarlo, los trazos desaparecen de inmediato y el lápiz se rebela a las órdenes de mi mano, conminándola a desistir.

Lo que si he observado es que, desde entonces, mis pasos buscan lo incontable, lo que ningún lenguaje humano o divino pueda recrear.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

...y que es capaz de poner una sonrisa en el árido desierto de la mediocridad...

nacho dijo...

A veces sólo se puede contar sonriendo. Sin palabras, Palabrita.